- Papá de G
El día que casi me matan

Cuando no manejo, mientras estoy viajando en esta caótica ciudad en medio de este caótico tráfico, me gusta ver a la gente pasar, pensar, ver cómo la gente se estresa en el tráfico mientras yo me divierto contemplando todo a mi alrededor.
El otro día mientras regresaba del trabajo, me puse a recordar algo que me pasó un día que debí cumplir un acuerdo muy importante.
Cuando Grace estaba embarazada, casi siempre la acompañé al ginecólogo, me gustaba saber cómo iba creciendo mi hija, la acompañé a todas las ecografías y siempre trataba de estar ahí siempre y cuando el trabajo no interfiera.
Un (buen) día, recuerdo que era viernes pues en ese trabajo tenía horario de verano todo el año, teníamos programada una de las ecografías de Giu y había quedado con Grace en ir a cierta hora, creo que era las 5pm a recogerla del trabajo para irnos juntos a la clínica. Ese viernes, como tenía un tiempo antes de encontrarnos me fui a almorzar con unos amigos. Comimos rico, la pasamos bien y me ayudaron más o menos a calcular el tiempo que me demoraría en llegar al centro de San Isidro.
Mientras más nos acercábamos, el tráfico se hacia más denso hasta que llegó un punto que nos detuvimos y no avanzábamos. La hora se acercaba. Grace me llamaba y sentía molestia en su voz, con justa razón.
Hasta que me imaginé su cara de molesta, me iba a caer, iba a quedar mal, no iba a ver a mi hija. Y en vista que no avanzaba decidí bajarme del carro, dejarle mi casaca a una amiga que vive cerca a mi departamento y correr. Corrí creo que 2km con botas, jeans y polo por el centro empresarial de San Isidro donde se acostumbra ver en terno o con ropa de trabajo en oficina. La gente y los policías me miraban raro pero no me importaba. A los pocos minutos llegué y vi a Grace subiéndose al taxi y felizmente me vio y me dejó entrar. Ya cuando recuperé el aliento le expliqué y fuimos juntos a ver a Giu.
Cuando pongo este post, no quiero ser el papá de la película que llega JUSTO cuando se está yendo la esposa y es final feliz porque no lo fue jajaja igual Grace se molestó pero quiero decir que, además de honrar los acuerdos, más aún si involucran a nuestros hijos, tenemos que cuidar y acompañar a nuestras esposas cuando llevan en el vientre a nuestros hijos. Ellos sienten lo que la mamá siente y mientras menos hagamos enojar a mamá, más felices serán ellos también.
Moraleja: Antes de pelear, discutir, hacer enojar a una mujer embaraza, piensa en el bebé que lleva dentro.